El actual ministro de educación
español, José Ignacio Wert no deja de sorprender, incluso dentro de su propio
partido. Esta semana se publicaba en el
Boletín Oficial del Estado, los nuevos requisitos necesarios para poder
adquirir una subvención económica por parte del Ministerio Español al ser
admitido en el programa LLP-ERASMUS. Hasta este momento la ayuda económica
constaba principalmente de tres partes:
- Comisión Europea: ésta aporta una
cantidad similar a cada país sin tener en cuenta el número de estudiantes
Erasmus que éstos aportan. En el caso de España, país que mayor número de
alumnos aporta al programa, esta situación resulta perjudicial, ya que para un
curso completo, el importe correspondiente a cada alumno es inferior a 1.000 €.
- Comunidades Autónomas: desde el año 2008
estas ayudas autonómicas han sido suprimidas de forma drástica hasta el punto
de que a día de hoy solo son 2 comunidades, de las 17 existentes en el
territorio español, las que siguen concediendo algún tipo de aportación
económica al programa.
- Ministerio de Educación: durante el curso
pasado 2012/2013 el ministerio otorgaba:
o
Con carácter general a todos los alumnos que
entraran en el programa una dotación de 100€ durante un máximo de 8 meses.
o
Además para los alumnos que hubiesen sido
becarios del ministerio durante el curso anterior por falta de recursos, se les
asignaba otra dotación económica de 85€ al mes durante un máximo de 8 meses.
Cuál fue la sorpresa cuando el
pasado lunes saltó la noticia de que el ministerio de educación quería suprimir
la ayuda ministerial de carácter general y mantener solo la aportación
económica a las personas sin recursos. Pero además lo más sorprendente es que
el plazo para la instauración de esta norma no iba a ser el próximo curso
lectivo, sino éste en el que nos encontramos inmersos actualmente, dejando sin
parte de la cobertura económica imprescindible para poder mantener sus estudios
en el extranjero a miles de jóvenes Erasmus españoles.
Ante el caciquismo e insensatez
de la norma y su aplicación tan precoz y
ante las críticas masivas que ha provocado, ya no solo por parte de los
alumnos y la sociedad española, sino también por los diversos grupos políticos
(incluido el suyo propio) y por parte de la Comisión Europea, hoy el ministro
español ha tenido que dar marcha atrás en el asunto y dejar al menos la
aplicación de la misma para el próximo curso lectivo.
No obstante, tras dos meses de
estancia ya en el país de destino, los alumnos españoles de Erasmus nos
encontramos en un limbo administrativo y a día de hoy aún no sabemos a ciencia
cierta cuál va a ser la asignación económica final que vamos a recibir para
poder subsistir hasta final de curso.
No debemos dejar que este
programa de integración europea que tiene unos fundamentos sólidos y que realmente
resulta más útil que decenas de otras medidas que se han tomado a este respecto
resulte aniquilado por parte de las autoridades españolas.
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